La poeta peruana que se suicidó a los 27 años. Sabemos que cada uno de nosotros somos distintos ante la presencia de otros seres, ocultamos lo que en realidad somos. María Emilia Cornejo no era una excepción, pues algunos sabían que era poeta. A veces uno esconde escritos pensando que no serán leídos nunca porque no tienen sustancia literaria, pero lo que ella escribió contiene más que una simple lectura, es un paisaje lleno de emociones en el cual yo me siento identificada y seguro también algún lector, es por ello que mencionaré algunos de sus recordados poemas que me hicieron sollozar la tarde de ayer.
SOY LA MUCHACHA MALA DE LA HISTORIA
soy,
la muchacha mala de la historia,
la que fornicó con tres hombres
y le sacó cuernos a su marido.
soy la mujer
que lo engañó cotidianamente
por un miserable plato de lentejas,
la que le quitó lentamente su ropaje de bondad
hasta convertirlo en una piedra
negra y estéril,
soy la mujer que lo castró
con infinitos gestos de ternura
y gemidos falsos en la cama.
soy
la muchacha mala de la historia.
COMO TÚ LO ESTABLECISTE
sola,
descubro que mi vida transcurrió perfectamente
como tú lo estableciste.
ahora
cuando la sensación de algo inacabado,
inacabado y ajeno
invade de escrúpulos mis buenas intenciones,
sólo ahora
cuando me siento en la mitad de todos mis caminos
atada a frases hechas
a cosas que se hacen por haberlas aprendido
como se aprende una lección de historia,
puedo pensar
que de nada sirvieron los consejos
ni las interminables conversaciones con tu madre,
y esas largas horas de mi vida
perdidas
en aprendizajes extraños
sobre pesas y medidas,
colores
y
sabores
y
en el vano intento de ir tras el sol
tras el vuelo de los pájaros,
de repente quiero acabar
con mi baño de todas las mañanas,
con el café pasado,
con mi agenda cuidadosamente estructurada
de citas y visitas
a las que asisto puntualmente;
pero es tarde
hace frío
y estoy sola.
TÍMIDA Y AVERGONZADA
tímida y avergonzada
dejé que quitaras lentamente mis vestidos,
desnuda
sin saber qué hacer y muerta de frío
me acomodé entre tus piernas
¿es la primera vez?
preguntaste,
sólo pude llorar.
oí que me decías que todo iba a salir bien
que no me preocupara,
yo recordaba las largas discusiones de mis padres,
el desesperado llanto de mi madre
y su voz diciéndome:
"nunca confíes en los hombres".
Comprendiste mi dolor
y con infinita ternura
cubriste mi cuerpo con tu cuerpo,
tienes que abrir las piernas, murmuraste,
y yo me sentí torpe y desolada.
TERRIBLEMENTE TUYA
terriblemente tuya
acudo noche a noche a la inquietud de tu cama,
bric-a-brac, bric-a-brac, bric a brac,
los grillos nos espían,
un torrente de mariposas
cubre la desnudez de nuestros cuerpos
y celosamente conserva las ondulaciones de tu talle
yo
guardo en mi memoria
tus labios explorando mi cuerpo
No hay comentarios:
Publicar un comentario